De nuevo, África vuelve a aparecer en los médios de comunicación españoles y, como suele suceder siempre, las noticias relacionadas con este continente tienen que ver con catástrofes: desde hace pocas semanas sabemos que hay una situación de urgencia extrema en Somalia y otras partes del Cuerno de África, donde millones de personas sufren una hambruna sin precedentes. Varios miles de personas han muerto ya. La FAO ha celebrado una cumbre en Roma, en la que ha declarado que 10 millones de personas necesitan ayuda de urgencia, no sólo en Somalia sino también en Yibuti, y en partes de Sudán, Etiopía, Kenia y Uganda. Dice Naciones Unidas que se necesitan mil quinientos millones de dólares para hacer frente a esta catástrofe, pero hasta la fecha solo ha podido reunir la mitad.
¿Vamos a seguir permitiendo que esto suceda?
Ojalá llegue un momento en el que podamos disfrutar de imágenes de África espectaculares por su belleza natural:
y no tengamos que ver otro tipo de imágenes tristes, impactantes, y crueles, pero que parece que no producen ningún efecto en el primer mundo, un primer mundo más preocupado por la crisis económica, por el poder de los bancos, por visitas religiosas con un gasto descomunal, por pequeñas inundaciones…:
Destinatario: Todos los Grupos Parlamentarios del Congreso y del Senado
Señorías,
El Presidente ha anunciado su intención de promover la reforma constitucional para incluir un límite al déficit público.
Se trata de una modificación que de acuerdo con la Constitución Española no exige necesariamente la celebración de un referéndum vinculante.
Este asunto es de tal importancia y va a ser tan determinante para nuestro futuro que le pido que si esta modificación es finalmente aprobada por las cámaras, su grupo parlamentario se comprometa a solicitar que esta reforma sea sometida a referéndum para su ratificación tal y como recoge el artículo 167.3 de la Constitución Española.
Para honrar a Lorca en el 75 aniversario de su asesinato… y a colación por los «intensos» días que se están viviendo en Madrid durante esta semana…
GRITO HACIA ROMA
(DESDE LA TORRE DEL CRYSLER BUILDING)
Manzanas levemente heridas
por los finos espadines de plata,
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso una almendra de fuego,
peces de arsénico como tiburones,
tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud,
rosas que hieren
y agujas instaladas en los caños de la sangre,
mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos
caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula
que untan de aceite las lenguas militares
donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma
y escupe carbón machacado
rodeado de miles de campanillas.
Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elefantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
No hay más que un millón de carpinteros
que hacen ataúdes sin cruz.
No hay más que un gentío de lamentos
que se abren las ropas en espera de la bala.
El hombre que desprecia la paloma debía hablar,
debía gritar desnudo entre las columnas,
y ponerse una inyección para adquirir la lepra
y llorar un llanto tan terrible
que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante.
Pero el hombre vestido de blanco
ignora el misterio de la espiga,
ignora el gemido de la parturienta,
ignora que Cristo puede dar agua todavía,
ignora que la moneda quema el beso de prodigio
y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.
Los maestros enseñan a los niños
una luz maravillosa que viene del monte;
pero lo que llega es una reunión de cloacas
donde gritan las oscuras ninfas del cólera.
Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas;
pero debajo de las estatuas no hay amor,
no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo.
El amor está en las carnes desgarradas por la sed,
en la choza diminuta que lucha con la inundación;
el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre,
en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas
y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.
Pero el viejo de las manos traslucidas
dirá: amor, amor, amor,
aclamado por millones de moribundos;
dirá: amor, amor, amor,
entre el tisú estremecido de ternura;
dirá: paz, paz, paz,
entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita;
dirá: amor, amor, amor,
hasta que se le pongan de plata los labios.
Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto,
los negros que sacan las escupideras,
los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de los directores,
las mujeres ahogadas en aceites minerales,
la muchedumbre de martillo, de violín o de nube,
ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,
ha de gritar frente a las cúpulas,
ha de gritar loca de fuego,
ha de gritar loca de nieve,
ha de gritar con la cabeza llena de excremento,
ha de gritar como todas las noches juntas,
ha de gritar con voz tan desgarrada
hasta que las ciudades tiemblen como niñas
y rompan las prisiones del aceite y la música,
porque queremos el pan nuestro de cada día,
flor de aliso y perenne ternura desgranada,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da sus frutos para todos.
“Cuando Benedicto se erigió como cabeza de la Iglesia, al poco tiempo hizo unas declaraciones en las que decía que el infierno existía y era eterno. Y aquellas palabras me inspiraron para hacer esta canción, que se titula Las puertas del infierno. Yo solamente soy una chica que escribe canciones y las canta, no sé cómo funcionan las cosas por allá abajo. Pero aquí, sobre la faz de la tierra, las cosas cambian, aunque parezca que vivimos en la eternidad, pero no son eternas. ¡Benedicto! ¡Las puertas del infierno!”. (Amaral, Sonorama 2011, domingo 14 de agosto)