La página de Juan Pedro Rica Peromingo

Me and my world

La página de Juan Pedro Rica Peromingo

Pero ojalá estuvieran

Javier Marías

El País, 9 ENE 2021 – 23:46 CET

https://elpais.com/elpais/2021/01/04/eps/1609781495_830952.html

A mi madre la recuerdo escribiendo y leyendo, poesía de Machado, Juan Ramón, Lope, cuando le quedaba tiempo

Esta columna (mis disculpas por el sesgo melancólico) la empiezo el 15 de diciembre, día en que se cumplen 15 años de la muerte de mi padre. Dentro de 9 días más, el 24, se cumplirán 43 de la de mi madre. Imaginarán que hace ya mucho que para mí es un mes fatídico, y estoy acostumbrado a que las fiestas navideñas no existan. Mi madre no murió en Nochebuena, sino en la anterior madrugada. A partir de entonces la familia se dispersaba: los hermanos que la tenían propia, se quedaban con sus hijos. Los que no, y el padre, nos íbamos a casas de amigos, a lo que Benet (que me acogió durante un tiempo) llamaba “cenas de huerfanitos”; o bien nos reuníamos con algún soltero o soltera, veíamos una buena película, tomábamos las uvas, charlábamos, reíamos. No fueron malas Navidades. Tampoco lo serán, por tanto, las actuales: conozco las celebraciones solitarias o en las que era un “recogido”. Claro que en las últimas décadas varió la cosa. En Nochebuena me reunía con hermanos y sobrinos, en Nochevieja estaba con mi mujer en otro sitio. Esta vez andaremos separados, pero no en el pensamiento.

Pero quería rememorar un poco a mis padres, porque ya se aleja el momento en que desaparecieron. Mucho más en el caso de mi madre, a la que recuerdo a la vez con extrema nitidez y bruma, hace tanto que no la veo. Tanto que soy unos años mayor que ella, yo tenía 26 en 1977, 54 en 2005, en tal fecha como hoy. Así, hace menos que no veo a mi padre, y además lo seguí viendo durante los 28 años que transcurrieron entre una y otra muerte. De él guardo un montón de imágenes sin ella, de ella pocas sin él. De hecho, la desolación de mi padre fue tal que en 1978 regresé a Madrid, y a su casa, para hacerle algo de compañía (entonces quedábamos solteros los dos hijos menores, Álvaro y yo, y él se casó en 1982). Así que me quedé en la casa familiar, y a los entrevistadores que me preguntaban al respecto les contestaba la verdad: en realidad compartimos piso, como dos solteros o dos viudos, y cada uno habita su zona. Pero coincidíamos, ya lo creo. No sólo al almuerzo (claro, no en las épocas en que viví en Oxford, Venecia o Massachusetts). Él procuró estar siempre activo y en su viudez escribió numerosos libros. Si le preguntaban de dónde sacaba los ánimos, contestaba: “De ella. Tengo la sensación de que se los debo a ella, estos libros. De que le habría gustado que los escribiera”. También viajaba con frecuencia a sus cursos y conferencias, y supongo que el ímpetu lo sacaba también de lo mismo. Y leía, o releía a sus favoritos de antaño: todo Sherlock Holmes, todo Simenon (desde los años 60 le oí afirmar que merecía el Nobel más que nadie), muchos Dumas. Y tras cada relectura escribía artículos sobre ellos, o sobre Baroja o Valle. Dos son las principales imágenes de mi padre: ante la máquina y sentado en su sillón con un volumen en las manos y las gafas quitadas. Y hablábamos mucho, me contaba, le contaba. En política tendíamos al desacuerdo, y a veces me miraba con una especie de lástima comprensiva y resignada, acaso la misma que le dedicaba yo a él, desde la impertinencia de mi mucha menor edad y mayor vehemencia. Ambas cosas se me han corregido, la primera totalmente, la segunda en parte. A mi madre también la recuerdo escribiendo y leyendo, poesía de Machado, Juan Ramón, Garcilaso, Lope, cuando le quedaba tiempo. Pero mi memoria está más centrada en mi infancia, y sé que cuatro niños dan inmensa tarea. Nos llevaba al colegio por la mañana, demasiado abrigados en invierno (antes de entrar nos quitábamos apresuradamente las bufandas de la cara, no nos vieran así los compañeros); nos recogía a la salida sin falta. Al haber perdido al primogénito, vivió siempre temerosa por la suerte de sus otros niños, hasta el punto de que pretendía que, en verano, fuéramos a nadar al Duero provistos de minialbornoces para después del baño. Huelga decir que jamás nos los pusimos. Ahora que soy mayor, lamento sus preocupaciones, su angustia, y por supuesto los numerosos disgustos que le di, desde niño y hasta mis 26, cuando todavía era “un calavera”. Es lo que me llamó una noche —tendría yo 17— al verme llegar a las tantas con los zapatos en la mano para no despertarla: “No te da vergüenza, la viva imagen de un calavera de chiste”. En realidad mi precaución era superflua: creo que nunca se durmió del todo hasta sabernos a los cuatro en casa. Hoy veo a madres iguales, que nunca descansan temiendo por sus hijos e hijas y por los disparates en que incurrimos todos en la juventud. Me inspiran cariño y pena. No quiero imaginarme sus padecimientos en este 2020. Mi padre habría sido otra cosa: habría sido prudente, pero no se habría arredrado. Ojo, tampoco ella (los dos atravesaron la Guerra en el Madrid peligroso de bombardeos y “paseos”, él con uniforme republicado a ratos): habría sufrido por sus niños, si en 2020 hubiéramos sido niños. Mi padre lo habría pasado fatal viendo la situación política, los intentos de destrucción de lo más logrado de nuestra infortunada historia, el encono que prevalece hasta sobre la peor epidemia, la cual nada importa a nuestros dirigentes, dedicados a colocar sus piezas, sólo a eso. Mi padre y mi madre ya no están, ya no sufren. Algo es algo. Pero ojalá estuvieran.

«Long Day’s Journey into Night» by Eugene O’Neill

«Long Day’s Journey into Night» by Eugene O’Neill.
Directed by Richard Eyre.
Wyndham’s Theatre, 32-36 Charing Cross Road, London.

Absolutely a must. James Tyrone (Jeremy Irons), brilliant. Mary Tyrone (Lesley Manville), simply spectacular.

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Paradoxes and oxymorons, by John Ashbery

John Ashbery, a Singular Poet Whose Influence Was Broad, Dies at 90

Paradoxes and oxymorons, by John Ashbery.

This poem is concerned with language on a very plain level.
Look at it talking to you. You look out a window
Or pretend to fidget. You have it but you don’t have it.
You miss it, it misses you. You miss each other.

The poem is sad because it wants to be yours, and cannot.
What’s a plain level? It is that and other things,
Bringing a system of them into play. Play?
Well, actually, yes, but I consider play to be

A deeper outside thing, a dreamed role-pattern,
As in the division of grace these long August days
Without proof. Open-ended. And before you know
It gets lost in the steam and chatter of typewriters.

It has been played once more. I think you exist only
To tease me into doing it, on your level, and then you aren’t there
Or have adopted a different attitude. And the poem
Has set me softly down beside you. The poem is you.

«1984» by George Orwell

«The Ministry of Truth—Minitrue, in Newspeak—was startlingly different from any other object in sight. It was an enormous pyramidal structure of glittering white concrete, soaring up, terrace after terrace, 300 metres into the air. From where Winston stood it was just possible to read, picked out on its white face in elegant lettering, the three slogans of the Party:

WAR IS PEACE
FREEDOM IS SLAVERY
IGNORANCE IS STRENGTH»

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Y en la Feria del Libro de Madrid

Feria del Libro de Madrid… Demasiado «famoseo» para firmar… Me siguen faltando editoriales independientes y autores autopublicados en un acontecimiento de tal calibre para el mundo de la literatura.

De todos modos, a disfrutar de la feria. A disfrutar de los libros. 🙂

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Feria del Libro Antiguo 2016

El próximo 29 de septiembre vuelven los libros antiguos al Paseo de Recoletos de Madrid. Un total de 39 librerías españolas participarán en la 28ª Feria de Otoño del Libro Viejo y Antiguo de Madrid.

Se trata, sin duda, de 18 días de la mejor y más grande Librería de Fondo en el centro de Madrid. Su extensión, desde la Plaza Cibeles hasta la altura de la calle Almirante en el paseo madrileño de Recoletos, promete ser, desde las 11 de la mañana hasta las 21 horas, el destino de aquellos bibliófilos que acuden año tras año a la caza de una edición especial.

Más información: www.libris.es

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«Me llevo un libro y dejo otro mío»

Un pueblo de 33 habitantes abre una biblioteca con 16.000 libros

La pequeña localidad burgalesa de Quintanalara, donde sólo nueve de sus vecinos viven todo el año, apuesta así por el turismo cultural.

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Son 33 vecinos censados, sólo nueve de ellos habitan sus casas durante todo el año. Quintanalara, 36 kilómetros de Burgos, tiene sólo cuatro calles, bordeadas por edificaciones de piedra, de una planta. Quintanalara es uno de esos pueblos castellanos que uno sólo se cruza cuando va a otro lugar. Pero tiene una biblioteca. Una con 16.000 libros.

La pequeñísima localidad burgalesa ha saltado a los mapas esta semana, cuando anunciaba que había conseguido un reto que se propuso el pasado octubre: construir una gran biblioteca abierta las 24 horas los 365 días del año. Calculaban que en las estanterías del Potro, el local municipal acondicionado para Entrelibros, cabrían unos 10.000 volúmenes. Lo que no esperaban era recibir 6.000 más.

La mayor parte de las donaciones son de particulares, «gente que hereda la biblioteca de sus padres y no sabe qué hacer con ella, gente que da seis o siete de su biblioteca particular… La gente tiene un montón de libros«, cuenta Rubén Heras, alcalde de Quintana.

El boca a boca, sobre todo a través de las redes sociales, ha terminado involucrando en el proyecto a instituciones, públicas y privadas, enamoradas de la iniciativa de este pequeño púeblo de la comarca de Lara. La Universidad de Navarra, por ejemplo, ha aportado 2.000 kg de libros, que «mandaron en un camión».

Cojo un libro y dejo otro

La idea de Entrelibros no es funcionar como una biblioteca al uso, donde uno toma prestado un libro y, después de leerlo, lo devuelve. Su objetivo es convertirse en lugar de intercambio: me llevo un libro y dejo otro mío. Por eso, se han integrado en la red española de bookcrossing en Internet, donde tienen registrados hasta ahora 325 títulos. «Nos ha escrito incluso un señor francés», presume Heras. De hecho, Quintanalara es uno de los puntos de la red BookCrossing Spain con más libros.

Aunque Internet sea una herramienta poderosísima para sacar a una pequeña comunidad del anonimato, lo que quieren los vecinos de este pueblo de Burgos es que los lectores acudan, en persona, a conocer su biblioteca. «Lo bonito es venir al Potro, rebuscar entre sus estanterías y encontrar ese título que te emocione», explica el alcalde. Él mismo ha contribuido a llenar los estantes. Su donación más preciada tiene, además, mucho de simbólico. «Los santos inocentes, de Miguel Delibes, el mejor homenaje al medio rural».

En un futuro, su pequeño templo de la literatura busca convertirse, además, en un punto de encuentro cultural, con presentaciones de libros y actividades. «Simplemente, hemos creado un elemento cultural más para las Tierras de Lara«, dice, y propone un plan perfecto para el fin de semana: «Una visita al románico de la comarca que culmine con una buena historia». De momento, dejamos a los vecinos de Quintanalara terminando de ordenar los libros. A ellos y a los curiosos, que ya van llenando de vida este pequeño enclave lleno de cultura.

 

10 librerías de segunda mano en Madrid

10 librerías de segunda mano en Madrid en las que deberías perderte

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Por Carmen Sánchez (@edhelgrim)

Para los amantes de la literatura hay pocos sitios más mágicos que esos que están llenos de libros antiguos, cada uno con sus historias (a parte de las que ya llevan intrínsecas), sus páginas amarillentas por el tiempo, las tapas desgastadas y los títulos a menudo borrados por el uso.

Jugar a imaginar la historia de la vida anterior de esos libros es un ejercicio que a muchos bibliófilos nos encanta y sólo es equiparable a ese sentimiento de cuando encuentras una primera edición de Dickens que dejarás a tus hijos en herencia con la condición de que no recibirán nada más si lo venden, un Dumas de 1865 que te arrepientes de no haber comprado o una edición bilingüe en griego y francés de la Iliada, en dos tomos (de los que sólo encontraste uno y a partir de ese momento tu vida gira en torno a encontrar el otro).

Y, ¿dónde encontrar estas joyas literarias que hacen que tu corazón palpite cual primer amor adolescente de verano? Perdiéndote en estas 10 librerías de segunda mano que se encuentran en Madrid.

Cuatrocientos años para saldar una deuda con Cervantes

Cuatrocientos años para saldar una deuda con Cervantes

La Biblioteca Nacional inaugura ‘Cervantes: de la vida al mito’, primera gran exposición que sirve de avanzadilla al programa de actos que conmemoran la muerte del literato.

Publicado: 03.03.2016 22:42 |Actualizado: 03.03.2016 22:42

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“Hemos querido bajar a Cervantes de la peana de mármol y los atriles de bronce y ponerlo a nuestra altura”. Así, entre pomposo y afectado, el Presidente de honor de la Asociación de Cervantistas, José Manuel Lucía, ha tenido a bien sintetizar el objetivo principal de la primera gran exposición de los actos programados con motivo del IV centenario de la muerte de nuestro escritor más universal.

Bajo el nombre Miguel de Cervantes: de la vida al mito (1616-2016), la muestra, organizada conjuntamente por la Biblioteca Nacional de España y Acción Cultural Española, “busca saldar —explica Lucía— la deuda histórica que nuestra sociedad tiene con Cervantes”. A la tercera va la vencida; “si en 1916, fecha que conmemoraba los 300 años de la muerte del autor, la Guerra Mundial hizo que se suspendieran los actos conmemorativos, la coyuntura no mejora en 1947 cuando se cumplían los cuatro siglos de su nacimiento, pues España no estaba para muchas celebraciones”.

Así es como llegamos a esta muestra que Javier Gomá, cervantófilo de referencia y asesor de la exposición para más señas, califica pródigo en epítetos: “Estamos ante una muestra seria, competente, profesional, clásica, fiable…”. Una ampulosidad que contrasta con la preocupación que hicieron pública instituciones como la RAE o el Instituto Cervantes porel secretismo con que se estaban llevando a cabo las conmemoraciones de Estado.

“Cervantes no es una figura de anticuario o una reliquia, sigue moldeando la conciencia actual”, prosigue Gomá. “En una sociedad como la nuestra en la que predominan los partidismos y las fracturas sociales, Cervantes se nos muestra como una figura cohesionadora, propicia los consensos. En definitiva, que no se trata de ser libres, sino de ser libres juntos”. Ahí es nada.

Hombre, personaje y mito

Tres Cervantes se pasean por esta muestra que cuenta con doscientas piezas relacionadas con la vida del escritor entre las que se incluyen libros, esculturas y retratos. En primer lugar el Cervantes-hombre, ese que fue malherido en Lepanto y que terminó cautivo en Argel, “donde verdaderamente se forjó el literato”, apunta Lucía. Escala inicial que reúne la casi totalidad de autógrafos que se conservan del escritor, once documentos fechados entre 1582 y 1589 vinculados en su mayor parte a su vida administrativa como comisario general de abastos y recaudador de impuestos. “Estos documentos estuvieron bajo la mano de Cervantes”, comenta emotivo Lucía. Completan esta primera escala la Partida de bautismo y el Libro de difuntos del Convento de las Trinitarias Descalzas.

“Como Homero, Cervantes no solo funda algo nuevo en la literatura, sino que en su origen está su cima”

De ahí al Cervantes-personaje, o lo que es lo mismo, la imagen que ha trascendido del escritor a partir de sus retratos, basados todos ellos en la única descripción que el escritor hace de sí mismo en lasNovelas Ejemplares (1613). Es aquí donde se exponen las semblanzas del genio que desde 1738 se han ido postulando como verdaderas; desde los grabados de las ediciones londinenses de El Quijote de 1738, hasta el retrato atribuido a Juan de Jáuregui, de la Real Academia Española, pasando por el Retrato de Cervantes a partir del dibujo de William Kent.

Y por último el Cervantes-mito, el “regocijo de las musas”, ese que devino en símbolo de la lengua española y de la propia nación. “Como Homero, Cervantes no solo funda algo nuevo en la literatura, sino que en su origen está su cima”, explica el filósofo Gomá que echa mano de mitología para explicar el gran drama cervantino: “A Cervantes le ocurrió algo similar a Saturno pero al revés. Si éste devoró a sus hijos, nuestro escritor fue devorado por su vástago más ilustre, El Quijote”.

Un itinerario que comienza en tierras inglesas, el primer país en el que Cervantes, “gloria de nuestras letras”, fue reconocido como un maestro de la escritura y donde se publica su primera biografía, la escrita por Gregorio Mayans y Siscar. “Los ingleses vieron en El Quijote un modelo de sátira, un autor digno de ser imitado. Se ríen no sólo de un personaje, sino de un caballero español, del enemigo a fin de cuentas”, apunta Lucía. Y así, de la risotada burlona de un hijo de la pérfida Albión, a la eternidad del mito.

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