Israel quedará impune una vez más

Israel quedará impune una vez más

por Luis Matías López

No importa que cientos de palestinos mueran en Gaza, que la mayoría sean civiles inocentes, que familias enteras sean masacradas, que las bombas caigan sobre un hospital, infraestructuras esenciales, la casa de un médico o la playa en la que unos niños juegan al fútbol. No importa que la franja, estrangulada económicamente ya antes de esta crisis, se haya convertido en una trampa mortal, en la que falta lo esencial y de la que solo un pasaporte extranjero permite escapar. No importa el tremendo desequilibrio entre las víctimas en uno y otro bando, que los cohetes rudimentarios que Hamás lanza contra territorio israelí parezcan simples petardos en comparación con el diluvio de fuego que cae sobre Gaza desde tierra, mar y aire. Ni siquiera importa ya demasiado a estas alturas que el motivo, el pretexto o el detonante de esta tormenta bélica, de esta guerra asimétrica, se remonte al injustificable y salvaje secuestro y asesinato de tres jóvenes judíos inocentes.

Con ser importante, aterrador, nada de eso importa demasiado, porque de este disparate homicida Israel saldrá impune, como de costumbre, como en tantas ocasiones en el pasado, como cada vez que se salta la legalidad internacional, desoye las resoluciones de la ONU que instan a la devolución del territorio ocupado, levanta un infranqueable muro de la vergüenza que se adentra en lo que no le pertenece, detiene y encarcela sin juicio a centenares de sospechosos de terrorismo, destruye sus casas o roba territorio para multiplicar las colonias judías en una Cisjordania sin continuidad ni posibilidad práctica de servir de base para formar con Gaza un Estado palestino viable.

Todos estos muertos le saldrán gratis a Israel. O casi. Es cierto que el Estado hebreo está pagando en esta ocasión un precio superior al acostumbrado, con un número de bajas propias nunca antes visto en operaciones militares en la franja, más del doble ya de los 13 muertos de la operación Plomo Fundido de 2008-2009. A escala interna, esos escasos civiles y sobre todo las decenas de soldados caídos en lo que esta vez se ha bautizado como Margen Protector tienen una notable y polémica repercusión, suscitan algunas indignadas voces de protesta y rompen el mito de la práctica invulnerabilidad de las bien entrenadas y mejor equipadas tropas del Tsahal. Sin embargo, eso no basta para que se cuestione la “legitimidad” de la ofensiva militar por parte de la mayoría de la población, que ha llegado a aceptar la falacia de que su supervivencia depende de la continua demostración de una fuerza militar desproporcionada, aun a costa de convertir la guerra en un elemento consustancial con su vida cotidiana.

A nivel internacional, y con contadas excepciones, Israel es visto estos días por la opinión pública y por la mayoría de los editorialistas y articulistas de todo el mundo como un poder opresor, como un agresor que mata moscas a cañonazos, cuya crueldad oculta incluso la parte de razón que pudiera asistirle. La indignación y el horror son las notas predominantes. Las imágenes que muestran los telediarios y las primeras páginas de los periódicos, amplificadas por las redes sociales, recuerdan las que, durante la guerra de Vietnam o las de Yugoslavia, llegaron a los cuartos de estar de los hogares occidentales, socavaron las conciencias de los ciudadanos comunes y jugaron a favor de una negociación que frenó la sangría y condujo finalmente a la paz.

Sin embargo, y por desgracia, en este caso no ocurrirá lo mismo, y no ya tan solo porque la gente esté curada de espantos. No es escepticismo, sino casi una certeza. Se puede sostener con rotundidad, porque ésta no es una película de estreno, sino la enésima reposición de un clásico, con algunos retoques pero sin diferencias sustanciales en su argumento y desenlace. Como en el pasado, hay y habrá todavía mucho que rasgar de vestiduras, muchas iniciativas bienintencionadas, pero nadie hace todavía nada efectivo, ni es probable que lo haga, para sentar las bases de una solución global del conflicto entre palestinos e israelíes. Ni mucho menos para que los responsables de este disparate descomunal y homicida rindan cuentas y se sienten, por ejemplo, algún día, como presuntos criminales de guerra, en el banquillo de la Corte Penal Internacional.

El Gobierno de Netanyahu, como sus predecesores, cuenta con una garantía máxima que utiliza con una prepotencia que linda a veces con el chantaje: el respaldo incondicional de Estados Unidos, donde nadie —y mucho menos en la Casa Blanca o el Capitolio— se atreve a levantar una voz más alta que la otra ni a cuestionar la legitimidad de la operación militar israelí. Barack Obama lo ha dicho muy claro: aunque le duela el número de víctimas civiles, reconoce el derecho de Israel, su gran aliado estratégico en Oriente Próximo, a defenderse de los ataques de Hamás. Entre tanto, en una suprema muestra de cinismo disfrazada de generosidad, ha aprobado un paquete de 47 millones de dólares para ayudar a la reconstrucción de Gaza, una minucia que casi suena a burla comparada con los miles de millones de asistencia militar que entrega a Israel y que se utiliza ahora mismo para machacar la franja a bombazo limpio.

Únicamente el secretario de Estado, John Kerry, se ha salido un poco del guion, escandalizándose ante la desproporción de la respuesta a los cohetes de la milicia islamista, pero sólo cuando hablaba en privado sin percatarse de que había un micrófono abierto. De puertas afuera, su objetivo actual se dirige tan solo a limitar el alcance de la matanza y a promover un alto el fuego, pero ni siquiera se muestra equidistante de Israel y Hamás, sino que deja clara su convicción de que la responsabilidad última recae en el grupo islamista que controla Gaza.

En cuanto a la Unión Europea, que ve como saltan materialmente por los aires infraestructuras que ha financiado con miles de millones de euros, habla tan bajo que apenas se la oye. Ni siquiera, pese a sus comunicados conjuntos, logra ocultar que es incapaz de hablar con una sola voz. Se limita a clamar en el desierto, a pedir contención a Israel y a buscar la forma de que se alcance un alto el fuego que, aunque imprescindible para detener la matanza, dejaría sin resolver la cuestión esencial que ha desatado esta crisis… y que desatará probablemente las siguientes.

Tampoco puede la UE, como EE UU, alegar equidistancia, ya que insiste en mantener a Hamás en su lista negra de organizaciones terroristas (lo que, considerando los métodos, podría resultar comprensible), pero no se plantea hacer otro tanto con Israel (lo que sería más comprensible aún). Porque si condenable es que Hamás lance sus cohetes rudimentarios sobre pueblos y ciudades israelíes, amenazando vidas y propiedades de civiles, no lo son menos (sino más bien al contrario) los métodos brutales y delictivos del Estado hebreo, como la destrucción premeditada de viviendas e infraestructuras, o los numerosos asesinatos extrajudiciales, con una extraordinaria tendencia en ambos casos a causar víctimas colaterales. No en vano, tres de cada cuatro muertos en la ofensiva contra Gaza no tienen nada que ver con Hamás, y muchos de ellos son ancianos, mujeres y niños inocentes.

De España, mejor no hablar: pura palabrería sin sustancia. De Francia, ¿qué decir? Si acaso que lo que más parece preocupar al primer ministro Valls no es tanto la justificación que puedan tener los manifestantes antiisraelíes en las calles francesas como el temor a que resucite cierto antisemitismo latente, una obsesión en el país, herencia del sentimiento de culpa que se arrastra del colaboracionismo con los nazis durante la ocupación alemana.

¿Y Egipto? Convertido de nuevo de facto en aliado de Israel y Estados Unidos, así como en enemigo de Hamás, contribuye al estrangulamiento de Gaza y a la demonización del grupo islamista, pero aun así encarna aún la vía natural y más probable para acoger a los eventuales negociadores que, mejor pronto que tarde, logren alcanzar un acuerdo que al menos acabe con la sangría, aunque no arranque las raíces que la puedan hacer rebrotar en el futuro.

Y Naciones Unidas, ¿qué hace? Nada que permita avanzar en la resolución del conflicto de fondo. No es cuestión de falta de voluntad, sino de que no tiene capacidad real de conseguirlo. Así que se limita a redactar resoluciones conciliatorias y equidistantes que llaman al alto el fuego, y a utilizar a su secretario general en una diplomacia viajera que no puede ocultar que la organización está atada de pies y manos, imposibilitada de llegar hasta la raíz del problema.

La ONU no puede ni siquiera condenar como agresor al Estado judío, aunque eso no tuviera efectos prácticos. Si llegara a plantearse esa posibilidad en el único órgano ejecutivo de la organización, el Consejo de Seguridad, ahí estaría Estados Unidos, siempre dispuesta a esgrimir su derecho de veto en defensa de Israel. Y eso que su embajadora, Samantha Power, era antes de implicarse a fondo con la administración de Obama una militante defensora del derecho a la injerencia y la intervención humanitaria. Se nota que obedecer a su jefe y defender sin reservas al gran aliado de EE UU en la región se sitúan ahora muy por encima de sus viejos principios, que pese a todo asegura mantener.

Así las cosas, lo más probable es que quede en agua de borrajas la denuncia de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, en el sentido de que algunas de las acciones israelíes en la franja podrían constituir crímenes de guerra. Y no cabe esperar tampoco que llegue muy lejos la decisión del Consejo de los Derechos Humanos (calificada de “farsa” por Israel) de condenar las violaciones de estos derechos en la ofensiva judía, así como de crear una comisión internacional de investigación. Al menos, el resultado de la votación ha permitido, eso sí, mostrar la flagrante parcialidad de Estados Unidos (único voto en contra), y la inoperativa mala conciencia de los países de la UE (que se han abstenido), frente a 29 votos a favor.

Está claro. Israel ganará también esta batalla, aunque no la guerra, porque será incapaz de exterminar a su gran enemigo, lo que sentará las bases de nuevas crisis en el futuro. Dejará otra vez en ruinas a Gaza, y a Hamás debilitada y con parte de sus túneles destruidos, aunque sin perder un ápice de su beligerancia. Está por ver si lesionará el proceso de convergencia y unificación de los dos grandes partidos palestinos, si debilitará aún más a Mahmud Abbas (tan pasivo como siempre), si profundizará la brecha entre Cisjordania y la franja que el acuerdo interpalestino en fase de aplicación empezaba a cerrar o si permitirá sobrevivir al Gobierno de unidad.

Esta batalla despejará las escasas dudas de que Israel pueda llegar a aceptar algún día un Estado palestino viable y soberano. Seguirá agrandando la herida, confiando en que su apabullante superioridad militar le permita mantener la sartén por el mango. Y despreciando a la opinión pública internacional, seguro de que, dentro de unos meses —o de unos pocos años— los centenares de muertos de estas semanas, y el generalizado espanto en el mundo entero, quedarán amortizados, relegados si no olvidados al rincón de los hechos consumados que no hay más remedio que aceptar, como tantas otras veces en el pasado.

Y los dirigentes israelíes, con Benjamín Netanyahu a la cabeza, volverán a quedar impunes, como muestra de lo ridícula que resulta a la hora de la verdad la pomposa expresión “justicia internacional”, ejemplo paradigmático de un escandaloso doble rasero.

Y así hasta la próxima matanza.

Entre tanto, la eficaz maquinaria propagandística israelí seguirá tachando de antisemitas a quienes digan (digamos) que dos más dos son cuatro. Lo peor es que incluso puede que les funcione.

¿Cuántos niños tiene derecho a matar Israel para vengarse?

¿Cuántos niños tiene derecho a matar Israel para vengarse?

Por CARLOS ENRIQUE BAYO

Que hay víctimas mortales de primera y muertos de segunda (y de tercera, de cuarta…) ha quedado trágicamente patente este domingo con el tratamiento informativo de las matanzas de civiles en Gaza.

La práctica totalidad de los medios de comunicación occidentales abrieron sus portadas o telediarios con la situación en Ucrania oriental tras el derribo de un avión de pasajeros tres días antes, mientras dejaban en segundo lugar la masacre de civiles cometida por el Ejército israelí en el barrio Shayahía de Ciudad de Gaza. En TVE incluso se calificó como “batalla” el bombardeo masivo de la Aviación contra un vecindario superpoblado, que mató a más de 80 inocentes, en su mayoría mujeres, niños y ancianos.

Largos espacios de televisión e innumerables páginas escritas se dedicaron a narrar la tragedia de los familiares y amigos de los fallecidos en el vuelo MH-17. Pero las breves crónicas de los enviados especiales a la Franja, periodistas que trataban de sintetizar el horror de la catástrofe humana a su alrededor, eran las únicas denuncias de la atrocidad que Israel estaba cometiendo en ese gigantesco campo de concentración al aire libre. Y ningún medio se detuvo a narrar las trágicas historias personales de las familias mutiladas por ese crimen de guerra. Las víctimas palestinas no eran más que frías cifras, únicamente números de daños colateralesen una operación militar defensiva.

Que el derribo del Boeing 777 de Malaysian Airlines fue una monstruosidad nadie lo puede negar. Sin embargo, todo indica que el lanzamiento del misil que lo derribó fue un fatal error de los que en ese momento manejaban baterías antiaéreas en una zona de guerra cuyo espacio aéreo debería haber sido cerrado mucho antes a los vuelos comerciales.

En cambio, la lluvia de fuego que cae incesantemente sobre la población palestina desarmada e indefensa es premeditada y se descarga por orden de las más altas autoridades militares y gubernamentales de un Estado que se declara democrático… además de autoproclamarse “judío” y exigir que así lo reconozcan los palestinos que fueron expulsados de sus tierras para que el ocupante israelí estableciera allí su nación.

Esta terrible operación Margen Protector tiene su origen en el criminal secuestro y asesinato de tres adolescentes israelíes en un asentamiento judío de Cisjordania. Y la venganza del Gobierno de Israel ha sido tan desproporcionada y despiadada como siempre, hasta ser también criminal, porque en el fondo cree que la vida de un solo judío vale mucho más que la de cientos de árabes. Eso es lo que demostró en la anterior operación Plomo Fundido con la que causó en 2009 una inmensa catástrofe humana en la Franja, además de matar a unos 1.400 palestinos (más de la mitad de ellos civiles, incluidos cientos de niños y mujeres), para vengar la muerte de unos pocos israelíes (en realidad, en todo 2008 perecieron cuatro personas a causa de los cohetes caseros lanzados desde Gaza, aunque luego murieran otros 13 israelíes durante la ofensiva).

El informe del comité de la ONU encargado de investigar aquella atrocidad (no perpetrada por grupos terroristas o fanáticos armados, sino por el poderoso Ejército regular de un Estado de derecho), presidido por el juez surafricano Richard Goldstone, dictaminó que, durante Plomo Fundido“crímenes de guerra y posiblemente crímenes contra la humanidad fueron cometidos por las Fuerzas Armadas israelíes”, que “violaron las leyes internacionales y la IV Convención de Ginebra”.

Aquello sacudió incluso las conciencias de muchos judíos, que asistieron atónitos al informe interno de las propias Fuerzas de Defensa de Israel y de la inteligencia militar, según el cual 1.166 palestinos resultaron muertos en la operación: supuestamente, 709 de ellos terroristas, 162 que podían o no estar armados, y 295 viandantes (80 menores de 16 años y 46 mujeres). “¿Es que el asesinato de alrededor de 300 civiles, incluyendo docenas de mujeres y niños, no constituye un motivo para penetrar en la búsqueda del alma de una nación?”, se preguntaba entonces el destacado periodista israelí Gideon Levy en las páginas de Público.

Pues parece que no. Más de cinco años después, ningún militar ni político israelí ha pagado por semejante carnicería, y el halcón Netanyahu –quien dimitió del Gobierno de Sharon por oponerse a la retirada de Gaza en 2005– se siente legitimado por su fiel aliado estadounidense para lanzar otra operación de castigo colectivo contra toda la población civil de una Franja sometida desde hace siete años a un bloqueo sólo comparable a los asedios de la Edad Media. Porque, además, con Plomo Fundido Israel destruyó totalmente el 22% de las instalaciones de agua corriente de la Franja y más de la mitad quedaron seriamente dañadas. Tras aquella invasión, sólo el 13% de las líneas telefónicas seguía funcionando. Miles de edificios de viviendas, escuelas y hospitales habían sido demolidos. El daño que Israel infligió con alevosía a cientos de miles de civiles inocentes fue descomunal.

¿Cómo pueden los aliados de Israel aducir que el Estado judío tiene “derecho” a perpetrar tamaña destrucción, a cometer semejantes matanzas de mujeres, menores y ancianos? ¿Cuántos niños se cree Israel con derecho a asesinar para vengarse de los atentados de Hamás?

Quizá encontremos la respuesta en este dato: desde septiembre del año 2000 hasta antes de que comenzase esta espantosa operación Margen Protectorlas Fuerzas de Defensa de Israel ya habían dado muerte a 1.540 niños palestinos. Ahora, superarán la marca de 1.600 niños asesinados.

¡¿Cómo se atreven a hablar de “defensa propia”?!

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Israel y Palestina: así es como se acaba

Queridos amigos y amigas,

Tras el estallido de la última ola de violencia en Israel y Palestina y la muerte de más niños y niñas, nos llegó el momento de tomar medidas no violentas para salir de esta pesadilla. Nuestros gobiernos y empresas siguen comerciando, invirtiendo y contribuyendo a esta espiral de horror, pero podemos ayudar a ponerle freno si exigimos a bancos, fondos de pensiones y negocios clave que retiren sus inversiones de la ocupación israelí de Palestina — suma tu voz ahora:

Firma la petición aquí.

Tras el estallido de la última ola de violencia en Israel y Palestina y la muerte de más niños y niñas, no basta con pedir otro alto al fuego. Llegó el momento de emprender contundentesacciones no violentas que pongan fin a esta pesadilla que dura décadas.

Nuestros gobiernos han fracasado. Mientras hablaban de paz y aprobaban resoluciones de la ONU, han seguido comerciando, invirtiendo y contribuyendo a perpetuar la violencia junto a numerosas empresas.

Solo hay una manera de frenar este ciclo infernal de colonización israelí sobre tierras palestinas, acabar con el castigo colectivo a familias palestinas inocentes y poner fin al lanzamiento de proyectiles de Hamás y al bombardeo sobre Gaza: hacer que el coste económico de este conflicto sea tan alto que resulte insostenible. 

Sabemos que funciona. Cuando los países de la UE acordaron unas directrices para no financiar los asentamientos ilegales, el gobierno israelí tembló. Y, cuando los ciudadanos persuadieron con éxito al fondo de pensiones holandés PGGM para que se retirara de Israel, hubo una auténtica tormenta política.

Puede que no parezca una forma directa de terminar con las actuales matanzas, pero la historia nos dice que incrementar el costo económico de la opresión puede forjar el camino hacia la paz.Firma para exigir a 6 bancos, fondos de pensiones y empresas clave que retiren sus inversiones de la ocupación israelí de Palestina. Si todos actuamos ahora de forma estratégica y calentamos la presión pública, podemos conseguir que la economía israelí sufra un duro revés y darle así la vuelta al juego que permite que los extremistas sigan sacando provecho político:

https://secure.avaaz.org/es/israel_palestine_this_is_how_it_ends_loc/?bYEwtbb&v=42659

En las últimas semanas, 3 jóvenes israelíes han sido asesinados en Cisjordania, un niño palestino ha sido quemado vivo, un adolescente estadounidense ha sido brutalmente golpeado por la policía de Israel y ya van más de 40 niños y niñas muertos en los ataques aéreos israelíes sobre Gaza. Esto no es el “Conflicto del Medio Oriente”, esto se está convirtiendo en una guerra contra los niños. Y nosotros estamos contemplando indiferentes esta vergüenza que sonroja al planeta.

Los medios nos hacen creer que este es un conflicto sin solución entre dos partes iguales, pero no es así. Los ataques de extremistas palestinos contra civiles inocentes deben ser condenados y eliminados, pero la raíz del conflicto está en otro lado — en la expoliación sufrida por el pueblo palestino. Israel ocupa, coloniza, bombardea, ataca y controla el agua, el comercio y las fronteras de una nación legalmente libre que ha sido reconocida por Naciones Unidas. En Gaza, Israel ha creado la cárcel al aire libre más grande del mundo, y luego ha establecido un brutal bloqueo sobre ella. Mientras las bombas caen, las familias literalmente no tienen adónde escapar.

Estos son crímenes de guerra que no se aceptarían en ninguna otra parte del mundo. ¿Por qué en Palestina sí? Hace medio siglo, Israel y sus vecinos árabes estuvieron en guerra e Israel ocupó Gaza y Cisjordania. Ocupar territorio después de una guerra es habitual, pero ninguna ocupación militar debería convertirse en una tiranía de décadas que solamente alimenta y beneficia a los extremistas que utilizan el terror contra la gente inocente. ¿Al final quiénes sufren? La mayor parte de las familias que, a ambos lados del muro y lejos de albergar ese odio, solo desean paz y libertad.

Para muchas personas, especialmente en Europa y Estados Unidos, pedirle a las empresas que retiren los fondos que promueven la ocupación israelí en Palestina podría sonar tendencioso, pero no lo es. Esta es la estrategia más potente para terminar con la violencia sistematizada y para lograr la seguridad de Israel y la libertad de Palestina. El poder y la riqueza de Israel aplasta a Palestina y, si continúa negándose a terminar con la ocupación ilegal, el mundo debe actuar para que el coste sea inasumible.

El fondo de pensiones holandés ABP invierte en los bancos israelíes que apoyan la colonización de Palestina. Bancos enormes como Barclays invierten en proveedores de armas para Israel y otros negocios relacionados con la ocupación. El gigante de los ordenadores Hewlett-Packard provee sofisticados sistemas de vigilancia para controlar los movimientos de los palestinos. Y Caterpillar proporciona las excavadoras que se usan para destruir las casas y campos de los palestinos.

Si lanzamos el llamamiento más grande en la historia exigiéndole a estas compañías que retiren sus inversiones que financian la guerra, demostraremos que el mundo no está dispuesto a convertirse en cómplice de esta matanza. Tanto los palestinos como israelíes progresistas están pidiendo al mundo que apoye esta estrategia. Sumémonos para que lo consigan:

https://secure.avaaz.org/es/israel_palestine_this_is_how_it_ends_loc/?bYEwtbb&v=42659

Nuestra comunidad ha trabajado para construir paz y esperanza y lograr el cambio en muchos de los conflictos más complicados del planeta, y muchas veces esto implica tomar posiciones difíciles para trabajar en las raíces del conflicto. Durante años, nuestra comunidad ha buscado una solución política a esta pesadilla pero, con esta nueva ola de horror cubriendo Gaza, ha llegado el momento de recurrir a las sanciones y al retiro de inversiones para ayudar a que esta espiral de violencia entre palestinos e israelíes termine de una vez por todas.

Con esperanza y determinación,

Alice, Fadi, Ben, Laila, Anna, Ricken, Jo, Nell, Mais y todo el equipo de Avaaz

MÁS INFORMACIÓN:

Experto independiente de Naciones Unidas llama al boicot contra empresas beneficiándose de los asentamientos israelíes, solo en inglés (ONU)
http://www.un.org/apps/news/story.asp?NewsID=43376#.U7_ynqhMrRI

Exhortan a la UE a bloquear asentamientos (Terra)
http://noticias.terra.es/mundo/medio-oriente/exhortan-a-la-ue-a-bloquear-asentamientos,8ea3d298f041d310VgnCLD2000000ec6eb0aRCRD.html

La UE prepara nuevas directrices sobre inversiones europeas en los asentamientos israelíes (Europa Press)
http://www.europapress.es/internacional/noticia-ue-prepara-nuevas-directrices-inversiones-europeas-asentamientos-israelies-20131101115052.html

La ONU acepta a Palestina (El País)
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/11/29/actualidad/1354211937_218747.html

Brutal ataque de Israel contra un grupo de niños: seis muertos (Univisión)
http://noticias.univision.com/article/2027453/2014-07-16/mundo/noticias/cuatro-ninos-palestinos-mueren-en-ataque-a-playa-en-gaza

El 80% de los muertos en Gaza son civiles, según la ONU (Europa Press)
http://www.europapress.es/internacional/noticia-80-muertos-gaza-son-civiles-onu-20140714111806.html

Israel halla cerca de Hebrón los cadáveres de los tres adolescentes secuestrados (El País)
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/06/30/actualidad/1404149514_622504.html

Washington pide investigar la paliza de la policía de Israel a un joven de EE UU (El País)
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/07/06/actualidad/1404662455_956709.html

Netanyahu ordena al ejército que ‘esté listo ante la ampliación de la ofensiva terrestre en Gaza’ (El Mundo)
http://www.elmundo.es/internacional/2014/07/18/53c8c8cc22601d8c718b4574.html

Enseñando quién se lucra con la ocupación de Israel, solo en inglés (Who profits)
http://www.whoprofits.org/

Fuentes de información adicionales:
http://avaaz.org/es/israel_palestine_this_is_how_it_ends_sources_b/?blast