Los recortes en Sanidad matan

Desde el último fin de semana de junio, en Madrid y en el resto del territorio nacional, hemos entrado en la «nueva normalidad». Nueva normalidad, ¿para quién? Para muchxs de nosotrxs –especialmente para las víctimas de la covid-19 y para aquellxs que hemos perdido a seres queridos– nada será «normal» a partir de ahora. No puede haber normalidad cuando todavía podemos contagiarnos, cuando el virus no se ha marchado y cuando no hay ni siquiera una vacuna para combatirlo.

Durante estos cuatro meses muchas cosas han pasado a mi alrededor. Sin duda, la más dolorosa, trágica y que más me ha marcado para el resto de mi vida, ha sido la muerte de mi padre a causa de la covid-19. Esta es la principal razón por la que no he participado apenas en las redes sociales durante este tiempo: la incapacidad, la falta de ganas y de fuerzas para poder decir nada en Facebook o en Instagram.

Pero, también, otra de las razones, sobre todo en lo que respecta a posicionamientos y opiniones políticas, ha sido que desde el principio me propuse no «entorpecer», no «atacar», «no criticar» las acciones que tanto el Gobierno como las autoridades sanitarias estaban llevando a cabo. No era momento de poner «palos en las ruedas» a aquellxs que estaban intentando controlar la pandemia, controlar el virus, salvar la mayor cantidad de vidas posibles y ayudar a la mayor cantidad de personas posibles. Algo que, desgraciadamente, la oposición indecente, rastrera y obscena del Partido Popular, de Vox y de Ciudadanos (en menor medida, pero también) no ha hecho en ningún momento. Y así me he mantenido hasta el momento. Y me he tenido que morder mucho, muchísimo la lengua cuando veía cómo la ultra derecha del Partido Popular y de Ciudadanos y la ultra-ultra derecha de Vox han utilizado la muerte de ciudadanos como mi padre para tumbar al Gobierno de coalición a toda costa, sin importar el sufrimiento de los demás, sin importar el daño que sus ataques, sus bulos, sus mentiras, su insensibilidad y sus manipulaciones estaban provocando en muchxs de nosotrxs. Y junto a ellxs, toda la caverna mediática que, como voceros de lxs fascistas, han seguido a pies juntillas las indicaciones del tripartito de ultraderecha.

Ahora ya sí puedo (y quiero) hablar No porque tenga más fuerzas que antes, que no las tengo. Pero sí quiero decir ya alto y claro que responsabilizo de la muerte de mi padre directamente al Partido Popular. Por un lado, al Partido Popular de la Comunidad de Madrid (desde los gobiernos del megalómano y corrupto Ruiz Gallardón, a la impresentable, inepta y mentirosa Ayuso, pasando por lxs corruptxs y ladronxs Aguirre, González y Cifuentes), en los últimos años con la complicidad de Ciudadanos y de Voz, y, por otro lado, al Partido Popular nacional –sobre todo durante los gobiernos de Mariano Rajoy– por los recortes indecentes, abusivos, injustos, destructivos, vergonzosos y escandalosos que aplicaron a la Sanidad pública española y, en concreto, a la sanidad pública madrileña.

Cuando durante todos los años del gobierno de Rajoy y del PP de la Comunidad de Madrid, la Marea Blanca con miles de sanitarios salió a la calle, con el apoyo en las manifestaciones de muchxs de nosotrxs, gritando y denunciando que «los recortes en sanidad matan», no era un slogan como otro cualquiera: ellxs, el personal sanitario que vive con las enfermedades diariamente y conoce como nadie la situación en los hospitales y en los centros de salud, sabía perfectamente que los tijeretazos y las privatizaciones en la Sanidad pública iban a traducirse en muertes, en falta de atención, en colapsos en los hospitales, en falta de recursos, en falta de personal… Ellxs y muchxs de nosotrxs gritábamos «los recortes en sanidad matan». Y los recortes han matado. Han matado a miles de madrileñxs, entre ellos mi padre. Por eso os responsabilizo, gobiernos populares del Estado y de la CAM, de la muerte de mi padre. Nunca os perdonaré que hayáis primado el dinero, el robo sistemático de las arcas públicas, las ayudas a vuestros «amiguitos» en las privatizaciones, a la salud pública a la que toda la ciudadanía tiene derecho. Recortasteis en personal sanitario, recortasteis en medios, recortasteis en prestaciones públicas… Sois la vergüenza de la política española y europea. Vuestra actitud destructiva durante todos vuestros gobiernos y ahora, durante estos meses de pandemia y confinamiento, es deplorable y repugnante. Sois de las peores lacras que podemos sufrir en este país, vosotrxs y vuestrxs amigxs fascistas de Vox y, en menor medida, pero también, de Ciudadanos. Como tripartito de derechas no habéis hecho más que daño a este país y, desafortunadamente, me temo que lo seguiréis haciendo porque lo único que os interesa es obtener réditos políticos, hasta de los muertos. Me producís desprecio, asco y repulsa. Espero que la justicia, por un lado, y la historia, por otro, os ponga en el lugar al que pertenecéis: la vergüenza de haber provocado, por vuestra inacción en la financiación de la Sanidad pública madrileña y en las residencias de mayores madrileñas, la muerte de muchxs ciudadanxs, incluyendo, repito, la muerte de mi padre.

No siento odio. Solo puedo sentir desprecio, asco y repulsa por vosotrxs. Y ese desprecio, ese asco y esa repulsa permanecerán conmigo siempre.

El Gobierno tendrá que asumir sus responsabilidades por los errores que se han cometido, claro, sin lugar a dudas. Estoy convencido, de todos modos, de que las cosas hubieran sido todavía peores si un tripartito fascista de derechas hubiera estado en el Gobierno central, por muchos errores que el Gobierno de coalición haya cometido (que los ha cometido) y por los que tendrán que dar respuesta cuando sea el momento de hacerlo. Agradezco, de todos modos, la voluntad de este Gobierno para solucionar lo mejor posible algo para lo que nadie estaba preparado, ni gobiernos ni ciudadanxs.

Y agradezco, ahora sí, todas las muestras de afecto, de cariño, de comprensión, de apoyo, de calor y de amor que he recibido durante todos estos meses tan dolorosos, desde el día del fallecimiento de mi padre hasta estos momentos. Y los que continúan con ese afecto, con ese cariño, con esa comprensión, con ese apoyo incondicional, con ese calor y con tanto, tanto amor que sigo recibiendo a día de hoy. Solo puedo sentir agradecimiento a todxs vosotrxs. Solo puedo agradecer no dejarme caer ni abandonarme, a pesar de la «soledad impuesta» durante todos estos meses de confinamiento.

Lxs que no tendrán que asumir ningún tipo de responsabilidades son lxs únicxs que durante todo este tiempo han luchado desinteresadamente por lxs demás, han luchado por salvar vidas, arriesgando sus propias vidas por salvar las de lxs demás, han llorado y sufrido por aquellas vidas, como la de mi padre, que no pudieron salvar. El personal sanitario y todxs lxs trabajadores de hospitales, centros de salud, UVIS móviles y atención sanitaria. Por vosotrxs, no puedo sentir más que gratitud infinita y todo mi apoyo, ahora y siempre. Seguiré luchando por vosotrxs y por mejorar vuestras condiciones sociales y laborales porque, indirectamente, vuestras reivindicaciones y mejoras supondrán mejoras para el resto de la ciudadanía.

Y también agradezco a aquellxs con lxs que he compartido los aplausos de las 8 de la tarde todos los días, lxs vecinxs, aquellxs que ni siquiera conocía, lxs que han trabajado durante todos estos meses porque pudiéramos alimentarnos en los supermercados, por lxs que han trabajado para que las tiendas pudieran estar abiertas, por lxs que han trabajado y atendido en las farmacias, por el personal de limpieza, por lxs trabajadorxs que han llevado productos de todo tipo a las casas, también arriesgando sus vidas por todxs lxs demás que estábamos confinados, por todxs lxs trabajadorxs públicxs. Y por toda aquella ciudadanía que ha respetado el confinamiento y que sigue respetando las normas y obligaciones que todxs tenemos para controlar la pandemia.

Una «nueva normalidad» para algunxs. Una situación distinta para otrxs. Nada será normal, nada será igual a partir de ahora. Al menos, para algunxs de nosotrxs.

Seguiré gritando que los recortes en Sanidad matan.

Por ti, papá, y por todxs lxs que han fallecido como tú.

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The Same Deep Water As You

«Ay, in the very temple of delight
Veiled Melancholy has her sovran shrine,
Though seen of none save him whose strenuous tongue
Can burst Joy’s grape against his palate fine;
His soul shall taste the sadness of her might,
And be among her cloudy trophies hung».
(“Ode on Melancholy” by John Keats)

The Cure – The Same Deep Water As You

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Just one kiss

Solo uno. Solo un beso. Solo un beso que no te pude dar antes de que te fueras. Solo un beso que, a día de hoy, un mes después, sigo sin poder darte para despedirte.
Te quise. Te quiero. Te querré siempre, papá.

The Cure – Just One Kiss

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Hasta siempre, papá

He estado mucho tiempo sin escribir…

Al final no lo conseguiste, papi. Luchaste hasta el final, pero esta vez el maldito virus ha sido más fuerte. Luchador como has sido siempre, hasta en los peores momentos, siempre luchaste por todxs y por tu familia. Luchaste por mi madre cuando peor estaban las cosas. Y conseguiste salir del dolor en ese momento. Y seguiste luchando con fuerza… hasta ahora. El virus te ha llevado demasiado rápido, tanto que es imposible de asimilar. Y no podemos despedirte como hubiera sido posible en condiciones normales. Y no podemos estar contigo.

Gracias por todo, papá. Gracias por tu amor, por tu dedicación, por tu cariño, por tu fuerza para que todos saliéramos adelante, por tu sacrificio, junto a mamá, para que mi hermana y yo seamos las personas que somos y hayamos conseguido lo que hemos conseguido en la vida. Siempre te estaré agradecido. Y siempre recordaré tus comidas, tus tarteras de croquetas, de pisto, de lo que tuviste que aprender a cocinar. Siempre recordaré los viajes al pueblo. Siempre recordaré los fines de semana en mi casa. Siempre te recordaré. Y siempre te sentiré, estés donde estés. Ahora ya estás con ella, papá. Ahora ya estás con mamá, estéis donde estéis. Ahora ya puedes coger su mano para pasear como hacíais siempre. Aquí nos quedamos los demás. Aquí nos quedamos mi hermana y yo, con todo nuestro amor infinito por ti y por mamá. Es imposible, aunque quisiera, olvidarte y no añorarte porque nos has dado tanto amor y nos has inculcado tantos valores durante toda la vida que sería impensable no recordarte continuamente.

Y gracias a todo el personal sanitario del Hospital Infanta Leonor de Vallecas. A todo el personal sin excepción. Habéis hecho todo lo posible por sanar a mi padre, lo sé, no tengo dudas de ello. Habéis luchado también por salvar a mi padre hasta el final. Agradezco infinitivamente vuestra dedicación, vuestras atenciones, vuestro cuidado. Y, por supuesto, gracias a toda la sanidad pública española y, en especial, a la madrileña. Sois el orgullo de la ciudadanía. Y os seguiré aplaudiendo todos los días a las 8 de la tarde y, a pesar del dolor, seguiré manteniendo el confinamiento en casa. Por vosotras y vosotros que estáis trabajando por todos nosotros y nosotras.

Papá, te quiero. Te quiero con toda mi alma. Y siempre te querré. Y siempre te recordaré. Mi hermana y yo siempre te tendremos en nuestros pensamientos y en nuestros corazones. Ahora los tenemos rotos, pero cuando se recompongan un poco ya tendremos el hueco preparado para que siempre estés ahí. Al lado del hueco de mamá.

Hasta siempre, papá.

papá

 

El cónclave que eligió al nuevo Papa…

… no parece estar compuesto por personas muy limpias, honradas y libres de cargas, ¿no?

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«I don’t need your god.
I don’t need your eternal, paternal god.»

I don’t need your god.
I don’t need your eternal, paternal god.

Don’t need your reassuringly protective,
good and evil in perspective god.

Don’t need no imported, distorted, inflated, updated holy roller, save your soul, or anaesthetisingly opiate god.

Don’t need no, «All creatures that on earth do dwell; be good or you go to hell» god.

Don’t need no «Hare Krishna! Hare Krishna! Hail Mary! Hail Mary!» god.

Got no yen for zen, Bhagavad Gita, or gurus.

No mormons, methodists, seventh-day adventist gods. No absolutes beyond refute – the reverential, preferential, Judaic, messianic god.

No bibles, no mahajanas, instant dharma gods.

Don’t need no spiritual suicide, prefrontal lobotomising god.
Don’t need no stoic, sexless, antiseptic god.
Don’t need no neon crucifix.
No crusade, no burka, or kabbalah.
No camels, or needles, or papal decrees.
No mail order icons, korans or mandalas.
No Meher Babas.
No imams or ayatollahs.

No sharia.
No opus dei.
No dianetics.
No tarot or beads.
No devadasi.
No immortal, invisible «God’s only wise.»

Don’t need no televised, circumcised, incessant, incandescent gods.
I don’t need your gods.

I need human beings.
The beasts of the field,
the earth and the stars.

I need some kind of love!
I need you……..